sábado, 1 de marzo de 2008

Reporte de lectura: “ La evaluación de los contenidos”
de Juan Miguel Batalloso Navas (1992).


Desde la perspectiva de Gimeno Sacristán (1988), el contenido es considerado como un fin en sí y en consecuencia el profesorado es un simple transmisor de decisiones; su papel se reduce a encontrar las formas, los métodos y las soluciones más adecuadas para que los contenidos sean aprendidos e interiorizados por los alumnos. Y por otra parte, se le confiere a los alumnos el papel de asimilar los contenidos que se han prescrito, mediante el ejercicio interminable de exámenes.

Por otro lado, César Coll ( 1992) desde una perspectiva radicalmente constructivista del aprendizaje, dice que los contenidos ya no pueden ser considerados como un fin en sí mismos, sino exclusivamente como un medio para que nuestros alumnos desarrollen capacidades cognitivas, sociales, de comunicación, etc.

Aquí cambia el papel del profesor, ya que, su función consiste en facilitar y estimular la creación de situaciones de aprendizaje, para que los alumnos sean los que por sí mismos desarrollen sus capacidades, de ahí la importancia de los procedimientos de “ aprender a aprender”. El papel de los alumnos también cambia: ya no tiene que tragar las disciplinas ni llenar su cabeza de conocimientos sin significación, ahora su trabajo consiste en desarrollar estrategias y tácticas que le permitan ampliar sus esquemas conceptuales que le permitan establecer nexos de transferencia y funcionalidad con disciplinas y con lo que ocurre en la vida cotidiana.

Por otra parte, Logse plantea un modelo curricular que asume desde la apertura y la flexibilidad la necesidad de los contenidos, en cuanto que considera que los “ contenidos” designan el conjunto de saberes o formas culturales cuya asimilación y apropiación por los alumnos se considera esencial para su desarrollo y socialización, por lo que la intención explícita de enseñar contenidos no puede ser rechazada ya que todo depende de “ que contenidos se intenta enseñar y sobre todo de cómo se enseñan y cómo se aprenden”( Coll, 1992).
Lo que se pretende plantear es que si desde la selección , diseño y evaluación de contenidos, no somos capaces de integrar al mismo tiempo conceptos, procedimientos y actitudes, difícilmente se llegará más allá del memorismo.

Para ello se tomarán en cuenta los siguientes aspectos:
*La evaluación de hechos y conceptos.
Los hechos y los datos no tendrían ningún sentido sino fueran porque son necesarios para la construcción de conceptos; estos se adquieren de una forma singular, son el resultado de la interiorización y de la construcción personal. Para los conceptos, el aprendizaje tendrá que ser necesariamente comprensivo y significativo, en consecuencia no pueden enseñarse ni evaluarse igual, los hechos que los conceptos.

* La evaluación de procedimientos.
Los procedimientos son “conjuntos de acciones ordenadas, orientadas a la consecución de una meta”, es decir se componen de tres elementos( Pozo,1992):
de un objetivo o meta, de unas acciones y de un orden de las mismas. Mientras que los contenidos conceptuales hacen referencia a los conocimientos o al saber, los procedimientos pueden ser considerados como técnicas, se refieren al saber hacer.
Los principios a tener en cuenta para su evaluación se derivan de los que se han seguido para su enseñanza y aprendizaje y serían los siguientes: ( Pozo, 1992).

-La imitación de modelos. Mediante la observación del profesor o de un alumnos expertos, se trata de que el alumno perciba e interiorice con claridad las acciones y la secuencia que componen el procedimiento objeto de enseñanza.
Una primera evaluación inicial sería comprobar si el alumno posee este conocimiento y es capaz de aplicarlo al mismo modelo propuesto para su enseñanza.
- Aplicación del procedimiento a otras situaciones o modelos muy similares utilizando reflexivamente la secuencia de pasos memorizada en la etapa anterior.

- Automatización del procedimiento y aplicación a cualquier otra situación; transferir el mismo y utilizarlo en situaciones en las que hay varios procedimientos implicados y que es necesario utilizar para obtener un resultado.

Por ello, es muy importante , que a la hora de evaluar los procedimientos, la necesidad de señalar las fases del proceso de realización y no observar exclusivamente los resultados finales.

*La evaluación de actitudes
El concepto de actitud es complejo y se resiste a una definición operativa, en su enseñanza intervienen variables que resulta muy complicado controlar, variables que van desde la propia personalidad del profesor, hasta el tipo de cultura escolar dominante. Esta complejidad hace que su evaluación sea difícil, sobre todo cuando queremos hacer una evolución integrada que considere todas las dimensiones del contenido.

Por ello, para realizar la evaluación de las actitudes se deben de seguir los siguientes procedimientos:
a).- Mediante la observación externa y contrastada .
b).- Mediante la observación interna y participante, es decir, realizando una autoevaluación, facilitando que los propios alumnos se observen a sí mismos, reflexionen individual y colectivamente sobre sus conductas.
c).- Utilizando instrumentos de observación y medida, como podrían ser los cuestionarios, las escalas de estimación, las escalas de diferencial semántico, etc.
Tomando en cuenta que estos procedimientos sólo serán posibles si el clima del aula está presidido por la sinceridad, la confianza y el respeto mutuo.


Reporte de lectura: “ Ambitos de la Evaluación”
ITESM ( 1999 )

Hay que someter a evaluación todo lo que afecte al proceso d enseñanza-aprendizaje. El profesor debe de evaluar aprendizajes referentes a los contenidos, es decir lo que se refiere a los conceptos, procedimientos y actitudes.
La evaluación conceptual no representa gran dificultad porque es la que realizan los profesores más comúnmente, no ocurre lo mismo con la procedimental y actitudinal.

*Evaluación procedimental.
Presenta las siguientes características:
a).- No tiene la inmediatez de la evaluación de conceptos.
b).- El procedimiento debe ser versátil y funcional.
c).- Un procedimiento general sólo se da por aprendido si se aplica a diferentes disciplinas que precisan su uso.

*Evaluación actitudinal
La evaluación de las actitudes presenta, frente a la evaluación de procedimientos, una dificultad adicional, en el sentido de que se necesita tiempo para generar en el alumno un cambio de actitudes y además no siempre son fácilmente observables.

El instrumento más adecuado de recogida de información para la evaluación de actitudes son las guías de observación. La evaluación hay que ir haciéndola con base en el progreso del alumno en la adquisición de las actitudes que se han propuesto.
Las tres dimensiones de la evaluación van íntimamente ligadas.




*Agentes de evaluación.
La evaluación es competencia de las personas directamente implicadas en este proceso, por eso, considerar la evaluación como parte del contexto de enseñanza implica:
- Que la evaluación es competencia del profesor.
-Que es un importante factor para el desarrollo de la capacidad de aprendizaje autónomo y responsable del alumno.
-Que es un importante instrumento de perfeccionamiento que actúa desde dentro del proceso instructivo.

*Autoevaluación.
La autoevaluación se enmarca en una concepción democrática y formativa del proceso educativo en el que deben de participar activamente todos los sujetos implicados en el mismo. Consiste en la evaluación que el alumno hace de su propio aprendizaje y de los factores que intervienen en éste.
Para que la autoevaluación sea eficaz el profesor debe: preparar al alumno y ofrecer situaciones que la favorezcan.

*Situaciones que favorecen el aprendizaje y la evaluación de éstos:
a).- Entrevistas. Conversaciones estructuradas con el fin de desarrollar en los alumnos la capacidad de la evaluación.

b).- Debates. Haciendo participar a todos ,y sacando conclusiones útiles.

c).- El ejemplo. El testimonio que puede dar el profesor con su propia autoevaluación es un elemento importante para la motivación de los alumnos.

d).- Registro del progreso.Si los alumnos registran sus avances, tendrán la oportunidad de comprobar el grado de progreso que han tenido.

e).- Participación.Facilita el proceso de autoevaluación si se invita amablemente a los alumnos a participar mediante preguntas.

f).- Satisfacción. En las primeras experiencias de evaluación hay que procurar resaltar más los aspectos positivos que los negativos, con el fin de encontrar cierta satisfacción en el proceso.

g) Graduación. Poco a poco hay que ir liberando al alumno del control del profesor, a medida que se va comprobando su progreso en materia se autoevaluación.

Como conclusión, considero, que un profesor capaz de responder adecuadamente a las necesidades que le plantean los nuevos retos educativos, debe ser capaz de hacer buenas evaluaciones y disponer de criterios adecuados para llevarlas a cabo.